Irrigador bucal, limpiar y masajear la encía sin dañar

El método más común de control de la placa oral es el cepillado dental y el uso de hilo dental para la limpieza de la placa acumulada entre los dientes. Además, también se pueden utilizar aparatos eléctricos como los irrigadores bucales, que utilizan un sistema de irrigación pulsátil de eficacia demostrada para reducir la placa dental, el cálculo, el sangrado o la gingivitis. 

Los irrigadores fueron inventados por un odontólogo y un ingeniero en la década de los 50 en Estados Unidos, se trata de un dispositivo que libera un chorro de agua y que produce una fase de comprensión y descomprensión ideal para eliminar restos de alimentos y masajear la encía sin dañar.

Gracias a su comodidad los irrigadores bucales se incorporan con facilidad en la rutina de higiene bucal diaria. La boquilla debe dirigirse hacia la superficie de los dientes y dejarse unos segundos en cada superficie, recorriendo todos los dientes. Se puede usar todo tipo de solución, pero el agua es lo más recomendable, sin efectos secundarios. 

Reducción placa y gingivitis

La acción de lavado del irrigador puede provocar cambios cuantitativos y cualitativos en la placa dental según afirman diversos estudios que observaron mayor reducción de placa en los pacientes que usaron irrigación. Del mismo modo la reducción del cálculo es significativo con estos dispositivos.

También se ha podido observar cómo el irrigador bucal reduce la gingivitis y, que, su combinación con el cepillo manual es el doble de eficaz en la reducción del sangrado.

Así mismo se ha demostrado que el irrigador reduce el nivel de bacterias patógenas y además se puede ver favorecido por el uso de boquillas especiales para aplicación en zonas de difícil acceso.

Por último, en pacientes portadores de ortodoncia también se ha observado mejora del sangrado y la inflamación con el uso de irrigador bucal frente a otros casos en que sólo se utilizó cepillo e hilo dental.